El país le perdona todo
Written by admin on 11/01/2025
El país está de tal modo entregado o resignado, confiado o necesitado de su presidente que le perdona todo. Le ha perdonado violaciones constitucionales, invasión a los otros poderes del Estado, afectaciones a la libertad de expresión, gestos de autoritarismo, y también ominosos silencios sobre corrupción y transparencia; le ha perdonado todo.
Muy pocos parecen estar preocupados; los que solían preocuparse, ahora dicen que no son políticos, que se limitan a producir y mantener en marcha el país. La multitud, por su parte, no entiende de respeto a la ley cuando nadie le ve ni le obliga, por eso aprueba a los políticos y sus leyes elásticas y admira el autoritarismo.
Aquí, como en muchos países, funciona muy bien ese temor grupal o social que considera que la alternativa es peor y ha acuñado esa repugnante sentencia que ahorra cualquier esfuerzo por cambiar: es lo que hay. La filosofía nos ha enseñado que solo es agente de cambio quien renuncia al presente en nombre de un futuro posible mejor.
Acomodarnos a lo que hay nos conduce, como sociedad, a sentir una suerte de horror veritatis y consolarnos con relatos fabricados. El relato del nuevo país en guerra contra el narcotráfico se impone sobre la verdad de un ejecutivo que concentra poder y la tragedia de un creciente número de víctimas de la violencia criminal.
Ahora se le pide al país que apruebe la convocatoria a una Asamblea Constituyente, y probablemente lo aprobará, aunque uno de los columnistas lúcidos que tiene este país clame en este desierto: “Las constituciones no deben ser pensadas para superar una crisis política coyuntural o para consolidar un triunfo electoral o para beneficio de un líder en particular o para enterrar a otro”.
Es probable que gane el sí a la constituyente y después de ese resultado empezaremos a preguntarnos: ¿cuál será el proyecto del presidente? ¿Tendrá mayoría el correísmo o el noboísmo? ¿se pondrán de acuerdo para instalar el noborreísmo? ¿Seguirá el país perdonándole todo?