El Metro de Quito cumple dos años, ha cambiado la cultura del quiteño con pros y contras
Written by admin on 12/01/2025
Era un viernes 1 de diciembre de 2023, a las 05:30, cuando se realizó el primer viaje comercial del Metro de Quito.
Hoy, lunes 1 de diciembre de 2025, el sistema cumple dos años y muestra un contraste evidente: dentro del metro predomina el orden, el respeto y la limpieza; en la superficie continúan el caos, los correteos y las paradas improvisadas.
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¿Por qué las personas cambian su conducta dentro del Metro de Quito?
El entorno explica gran parte de esa diferencia. Según los datos oficiales del Metro, la Cultura Metro y el Reglamento del Usuario sostienen una convivencia con calificación general de 9,4 sobre 10, con 116 millones de viajes acumulados y una infracción mínima.
Señalización clara, iluminación constante, estaciones amplias, vigilancia en cada tramo y presencia permanente de agentes forman un ambiente que invita a respetar las normas.
El concejal Bernardo Abad explica que las personas ajustan su conducta cuando entran a un espacio ordenado, limpio y seguro.
Señala ejemplos similares en Medellín y en el tranvía de Cuenca, donde la convivencia cambia por completo gracias al entorno.
En el Metro se vuelve común ver a los usuarios ceder el asiento, ayudar a adultos mayores y cuidar el espacio.
Ricardo Buitrón, observador del Metro de Quito e integrante del equipo de trabajo del Cabildo Cívico de Quito, coincide: “cuando el sistema facilita el orden, las personas son ordenadas”. Añade que las paradas fijas, la vigilancia constante y la claridad de las reglas evitan improvisaciones y fomentan el respeto.
Elementos que sostienen esta convivencia dentro del metro
Según el Metro de Quito, varios factores permiten ese comportamiento:
Estaciones amplias e iluminadas.
Andenes despejados y trenes ventilados.
Control continuo por parte de agentes y Policía Metro.
Normas claras sobre ingreso, objetos permitidos y uso del sistema.
Estas condiciones reducen conflictos y mantienen un ritmo de viaje predecible, algo que no ocurre arriba.
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La superficie ofrece otro escenario: filas irregulares y desorden
Abad y Buitrón describen la superficie como un espacio donde el sistema de transporte continúa desordenado.
Mencionan filas improvisadas, embarques caóticos, correteos entre buses, irregularidades en las paradas y una convivencia frágil entre usuarios y conductores.
Abad subraya que la diferencia empieza en el ingreso: arriba persiste la venta de tickets en la calle, el “carrusel” de boletos y la falta de control. En el metro, el recaudo electrónico reduce la evasión a niveles cercanos a cero y ordena el flujo desde la entrada.
Un sistema ejemplar, aunque aún incompleto
Las buenas prácticas dentro del metro contrastan con una realidad que Buitrón y Abad describen como estructural: el sistema sigue incompleto.
El gran vacío es la ausencia de una reingeniería de rutas y frecuencias que conecte la superficie con el sistema subterráneo.
Buitrón recuerda que la reorganización debía estar lista antes de la inauguración. El alcalde ofreció tenerla en seis meses y luego en un año. Hoy, dos años después del primer viaje comercial, la integración no avanza.
El Metro moviliza entre 175 000 y 250 000 pasajeros al día, muy por debajo de los 400 000 para los que fue diseñado. Incluso la proyección más conservadora estimaba 250 000, cifra que no se sostiene de manera estable.
Abad responsabiliza al secretario de Movilidad, Alex Pérez, por no ejecutar la reestructuración de rutas. Señala que existen resistencias de las empresas privadas de transporte, que temen perder pasajeros y frenan la reorganización.
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La carga económica y el subsidio que crece
Buitrón indica que el subsidio municipal crece porque el número actual de usuarios no cubre el costo de operación.
Abad calcula que el equilibrio entre ingresos y pagos al operador llega con unos 300 000 pasajeros al día, un volumen que el sistema todavía no alcanza.
A esto se suma la deuda por la construcción del metro: 2 100 millones de dólares, según Abad.
El concejal recuerda que la ciudad paga esta obligación durante aproximadamente 30 años, de los cuales restan cerca de 28.
También señala que el Gobierno central aportó menos de lo anunciado originalmente, lo que dejó una brecha financiera que la ciudad continúa cubriendo.
¿Qué necesita Quito para completar la integración del Metro?
Los entrevistados coinciden en tres puntos clave:
Unificar el recaudo entre Metro, buses municipales y privados.
Ejecutar la reestructuración de rutas y frecuencias para asegurar un sistema alimentador real.
Extender la línea hacia La Ofelia, Carapungo.
Abad destaca dos fuentes de ingresos que aún no se utilizan: publicidad en estaciones y trenes, y contratos para señal celular dentro del túnel. Ambos pueden generar recursos estables.
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El reto de trasladar la Cultura Metro a toda la ciudad
Para el Metro de Quito, la Cultura Metro se convierte en un proyecto de convivencia urbana. La empresa sostiene que un entorno ordenado modifica la conducta.
Abad afirma que ese comportamiento debería replicarse en toda la ciudad, mientras Buitrón recuerda que el transporte de superficie mantiene estándares bajos que impiden sostener ese cambio afuera.
El contraste sigue claro en el segundo aniversario del sistema: dentro del metro hay orden, reglas y buena convivencia; afuera, un transporte que aún espera la reorganización prometida.
Quito celebra dos años del Metro con un logro evidente bajo tierra y un desafío persistente en la superficie. Mientras la integración no avance, el metro continuará como un espacio aislado de orden en una ciudad que intenta completarlo.
Información extra: Metro de Quito