En Quito la Navidad cambió, pero mantiene su esencia

Rosita Heredia, de 53 años, camina por el Centro Histórico y recuerda otra forma de vivir diciembre en Quito. Cuenta que antes la Navidad se celebraba con el barrio, entre novenas, niños jugando en la calle y vecinos que se reunían para prepararse para la llegada de Jesús. Hoy, según su percepción, esa forma de celebrar casi no existe y la familia se reúne solo el día de Navidad.

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Cómo se celebraba la Navidad en los barrios de Quito

El historiador Carlos Garrido explica que, desde inicios del siglo XX, la novena constituye el eje de la Navidad quiteña. Esta práctica no se limitaba a la familia. Los vecinos participaban durante nueve días y compartían chocolatadas, una costumbre que fortalecía la vida comunitaria. Mientras los adultos rezaban, los niños jugaban en patios y calles del barrio.

Garrido señala que también se realizaban pases del Niño, sobre todo en espacios barriales, aunque muchos se extendían hasta el 6 de enero.

En ese período, Quito mantenía barrios pequeños y una convivencia cercana, lo que facilitaba estas celebraciones colectivas.

El pesebre y la herencia religiosa en la Navidad quiteña

El divulgador de temas históricos Héctor López explica que una de las prácticas más antiguas vinculadas a la Navidad en Quito es el pesebre, una herencia hispana introducida por los franciscanos en los primeros años de la ciudad.

Este elemento se mantiene como un símbolo central dentro de la celebración navideña en la capital.

López señala que la Navidad quiteña se construye a partir de distintas influencias culturales que se incorporan y se adaptan al contexto local.

En ese proceso, la celebración funciona como un momento distinto dentro del calendario anual, en el que se concentran encuentros familiares, alimentos especiales y rituales específicos.

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Las fundas de caramelos y su incorporación a la Navidad quiteña

Las fundas de caramelos no forman parte de la Navidad tradicional de Quito.

Garrido ubica su aparición entre las décadas de 1940 y 1950, con la llegada de supermercados y productos importados, en especial dulces y chocolates.

En un inicio, estas fundas se entregaban principalmente a niños de escasos recursos, como una forma de ayuda impulsada por familias y empresas privadas.

López explica que esta práctica se relaciona con costumbres europeas más antiguas, como el regalo de nueces y dulces en fechas especiales.

En Quito, esta costumbre adquiere un sentido social, al ofrecer a los niños productos que no formaban parte de su consumo habitual y marcar la Navidad como una fecha distinta al resto del año.

Por qué se redujo la celebración barrial en Quito

El sociólogo Alberto Feijoo identifica varias razones detrás de la disminución de las celebraciones barriales.

Una de ellas es la inseguridad, que limita el uso del espacio público. Otra se relaciona con el crecimiento urbano y con una forma de desarrollo que privilegia la vida en edificios y departamentos.

Feijoo señala que Quito crece bajo una lógica que reduce la apropiación comunitaria del espacio público. Parques y plazas se usan, pero no generan vínculos estables entre vecinos.

En ese contexto, rituales como la novena barrial resultan difíciles de sostener fuera del ámbito familiar. El sociólogo también explica que el rito religioso deja de ocupar un lugar central en todos los sectores de la ciudad y se desplaza hacia formas más amplias de encuentro social.

Diciembre mueve el comercio y el tránsito en Quito

Los cambios en la forma de celebrar la Navidad también se reflejan en la dinámica urbana. En diciembre, el comercio quiteño entra en una de sus temporadas más intensas y ese movimiento se percibe en el tránsito.

Zonas comerciales del Centro Histórico, La Mariscal, el norte y el sur de la capital registran mayor carga vehicular y peatonal, en especial cerca de mercados, centros comerciales y calles con alta actividad económica.

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Feijoo explica que la Navidad cumple un rol central dentro del sistema económico de la ciudad. Estas fechas sostienen a miles de familias que dependen de las ventas de fin de año, en especial pequeños negocios y emprendimientos.

Ese peso económico también se refleja en la movilidad urbana, con una circulación más densa en varios sectores de Quito durante diciembre.

La Navidad como espacio de encuentro en Quito

Pese a los cambios en las formas de celebración, los especialistas coinciden en que la Navidad mantiene un núcleo común en Quito.

Feijoo señala que el espacio familiar sigue siendo el eje principal de la fecha, incluso cuando surgen otros encuentros sociales como las cenas de amigos y empresariales.

López añade que, aunque el componente religioso pierde centralidad en algunos sectores, la Navidad conserva su sentido como un momento de reunión, agradecimiento y convivencia.

La celebración ya no se desarrolla en el barrio como antes, pero la fecha continúa marcada por el encuentro con personas cercanas y por la idea de compartir un tiempo distinto dentro del año.

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