El oro no puede ocultar las grietas del deporte ecuatoriano
Written by admin on 09/27/2025
Septiembre quedará en la memoria del deporte ecuatoriano como un mes brillante, lleno de medallas, logros históricos y nombres que ya son referencia mundial en sus disciplinas como Juleisy Angulo, Génesis Reascos, Lucía Yépez, Fernanda Moncada… la lista es larga y diversa.
Ecuador ha demostrado que el talento está presente, en múltiples disciplinas y a todos los niveles.
Pero también ha quedado al descubierto que los cimientos sobre los que se construyen esos triunfos siguen siendo frágiles, muchas veces sostenidos más por la voluntad y el sacrificio personal que por una estructura sólida y eficiente del deporte nacional.
Las palabras de Juleisy Angulo, primera mujer ecuatoriana en ganar una medalla de oro en una prueba de campo en un Mundial de Atletismo (lanzamiento de jabalina), son tan conmovedoras como reveladoras.
Dedicó su victoria “únicamente” a su madre, a su familia y a su entrenador, quien ni siquiera vive en el país. Es una situación que ella misma ha pedido a las autoridades resolver, para poder aspirar a nuevos triunfos de esta magnitud en el futuro.
No es un caso aislado. Génesis Reascos y Lucía Yépez, medallistas mundiales en lucha, enfrentaron problemas logísticos de alojamiento, alimentación y hasta de credenciales en el Mundial de Serbia, por “retrasos en el cumplimiento presupuestario entre el Viceministerio del Deporte y la Federación Ecuatoriana de Lucha”, confirmó el Comité Olímpico Ecuatoriano (COE).
El COE aseguró que, ante esta situación, intervino de emergencia para que pudieran competir.
Pero en un Mundial, este tipo de improvisación, falta de previsión y descoordinación institucional no puede seguir siendo parte de la normalidad del deporte ecuatoriano.
Y mientras el país celebraba sus medallas, en Quito explotaba —literalmente— otra realidad.
El caldero de una piscina en la Concentración Deportiva de Pichincha estalló, provocando daños estructurales severos. Por fortuna, no hubo víctimas que lamentar, aunque sí personas afectadas y con heridas.
Pero la reflexión es clara: nuestros espacios deportivos también están en crisis.
Esa piscina era utilizada por nadadores de alto rendimiento, máster y aficionados. Hoy está inutilizada. ¿Cuántas otras infraestructuras son igual de vulnerables?
Lo que debería ser una fiesta por los triunfos se convierte, también, en un momento de introspección.
Los éxitos no deben ser excusa para ignorar las falencias. El deporte no se sostiene con medallas, sino con planificación, inversión responsable y respeto a los deportistas. No se construye con discursos de coyuntura, sino con políticas públicas sostenidas y enfocadas en procesos a largo plazo.
Ecuador necesita más respaldo real a sus atletas, con presupuestos asignados a tiempo, entrenadores capacitados, escenarios seguros y accesibles, apoyo psicológico, médico y logístico. Un sistema que funcione incluso cuando no haya una medalla en juego.
Que este ‘septiembre de oro’ no se convierta en un espejismo. Que sea, más bien, el punto de partida para replantear las bases del deporte ecuatoriano. Porque detrás de cada medalla hay una historia de esfuerzo, sacrificio… y no deberían existir tantas de abandono.
Que los triunfos mundiales de luchadoras como Génesis Reascos y Lucía Yépez; de atletas como Juleisy Angulo y Paula Torres; de la patinadora Fernanda Moncada; o de la apneísta Sabine Manz, nos sirvan de motivación y espejo para las nuevas generaciones del alto rendimiento.
Y que también recordemos las preseas sudamericanas de Joaquín Espinoza en natación artística, o de la pesista Lisseth Ayoví; el oro mundial juvenil del patinador Joaquín Loyola, o el top 10 de Mateo Ramírez en el Mundial de Ciclismo en la categoría sub 23, entre muchos otros.
Son ellos quienes nos demuestran que Ecuador puede estar entre los mejores del mundo. Ahora le toca al país, y a sus autoridades, demostrar que también está listo para respaldarlos.